El 2016 los fuertes vientos alisios evitaron el mayor calentamiento de las aguas del litoral y las fuertes lluvias que se esperaban. Este año, sucede lo contrario y no se sabe cuándo cambiará esto.
Por Elena Belletich Ruiz. 17 marzo, 2017.Las lluvias que sorprendieron a nuestra Región “son claramente debidas al calentamiento del mar en el litoral. La prueba de ello es que son más intensas junto al litoral (Tumbes, Talara, Paita, Chiclayo). No parece que haya lluvias de trasvase (provenientes de la cuenca atlántica)”, explica el doctor Antonio Mabres, doctor en Ciencias Físicas y estudioso del fenómeno El Niño.
Aparición brusca
Mabres Torelló, exrector y actual vicerrector de Investigación de la Universidad de Piura, explica que es difícil de predecir cuándo terminará este periodo lluvioso, pues así como su aparición fue brusca, también puede desaparecer bruscamente o “puede permanecer, y agravarse, por el avance de la estación de verano. Si en marzo, cuando en promedio hay la mayor temperatura del mar (por la estación), se le superpone el efecto debido al viento, la temperatura absoluta puede ser mayor y las lluvias también más intensas”, anota.
El estudioso de El Niño señala que el actual periodo lluvioso “es un patrón de ‘El Niño’, en particular de ‘Niño Costero’, ya que en el centro del Pacífico ecuatorial las temperaturas son normales”. Explica, sin embargo, que, técnicamente, se llama Niño cuando pasan varios meses de calentamiento y “en este caso se ha dado un aumento de la temperatura muy brusco apenas hace dos o tres semanas. La temperatura del mar en Paita ha estado 5 o 6° C por encima de lo normal estas semanas”.
Indica que “en el litoral peruano usualmente tenemos aguas relativamente frías. Suele decirse que es por la corriente Peruana (o corriente de Humboldt); pero, en realidad es principalmente por el ‘afloramiento costero’, que se debe al efecto del viento del sur que sopla de modo permanente (vientos alisios). Este año, han disminuido estos vientos a largo de la costa, lo que ha producido el calentamiento del agua. Justo lo contrario del año pasado, cuando la presencia de fuertes vientos alisios de sur a norte evitó un mayor calentamiento de las aguas del litoral y nos salvó de las grandes lluvias que se esperaban”.
De todos modos, detalla, la capa de agua caliente es bastante superficial (30 m aprox.), por lo que puede disolverse fácilmente, si vuelven a la normalidad los vientos. “Algo parecido a lo actual pasó en marzo de hace dos años (2015): una lluvia muy intensa y pocas lluvias más; fue un calentamiento superficial que duró menos de un mes”.
¿Por qué no se previó?
“Nos hemos acostumbrado a la aparición de los episodios de El Niño a partir de lo que ocurre en el Pacífico ecuatorial (disminución de vientos alisios ecuatoriales de este – oeste), como ocurrió en los grandes Niños 1982-83 y 97-98, y no se ha prestado suficiente atención a lo que pasa en el litoral por los vientos alisios sur – norte”.
Inclusive, señala, “las agencias internacionales (NOAA, NASA, OMM) monitorean, sobre todo, las temperaturas del mar en el Pacífico ecuatorial central y los vientos a lo largo del Ecuador, que es lo que afecta más a Estados Unidos y al resto del mundo, y no siguen tanto el comportamiento en la costa peruana. Por esto, esta vez esas agencias no han dado la alerta, como sí hicieron el año pasado, alarmando a todos”.
“En el pasado se hablaba de la Corriente del Niño, refiriéndose a algo de nuestra costa: la invasión de aguas del norte, más cálidas y menos salinas, que a veces en nuestro verano era más intensa y llegaba más al sur (los años de lluvia) junto con viento del norte. Y los piuranos sabían que cuando soplaba este viento venían lluvias.
Luego se vio que estas variaciones estaban relacionadas con otras de todo el Pacífico ecuatorial y sur (como la llamada ‘Oscilación Sur’, que son cambios en las presiones atmosféricas). Y se empezó a hablar del Fenómeno El Niño como una gran alteración en todo el Pacífico ecuatorial y sur. Pues bien, en esta oportunidad, se trata de alteraciones sobre todo de la costa de Sudamérica; mientras, en otras zonas las condiciones siguen normales. Se trata de un patrón distinto de los anteriores, que confirma lo que siempre se ha dicho: que cada Niño es distinto”.